El Gobierno estadounidense viene buscando la manera de disipar las preocupaciones rusas sobre el escudo antimisiles , que Moscú considera que va dirigido contra las fuerzas estratégicas rusas.
Según los defensores del control de armamentos, el hecho de revelar la capacidad de intercepción de estos misiles, podría proporcionar un gran avance en un tema sensible que -según Rusia- obstaculiza el camino hacia la reducción del arsenal nuclear entre las dos potencias.
Interrogado este miércoles en una audiencia, el director de la MDA señaló que ha discutido la desclasificación de datos, incluyendo la velocidad de los interceptores, con funcionarios del Departamento de Defensa.
El escudo antimisiles de EE.UU. en Europa siempre ha sido un punto de controversia entre Washington y Moscú, que considera este programa como una violación de todos los acuerdos de desarme firmados entre los dos países.
La situación dio un giro en noviembre de 2010, en la cumbre de Lisboa, cuando Rusia y la OTAN acordaron colaborar en la defensa antimisiles para Europa. Sin embargo, las negociaciones se vieron entorpecidas por la renuencia de EE.UU. a presentar garantías jurídicas de que el sistema que pretende desplegar en Europa no va dirigido contra las fuerzas estratégicas rusas.
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Sin embargo, la situación volvió a cambiar el pasado 15 de marzo, cuando el jefe del Pentágono, Chuck Hagel, anunció que Washington desplegará 14 misiles interceptores en Alaska en respuesta a la creciente amenaza de armas nucleares de Corea del Norte y que, para conseguirlo, cancelará sus planes de finalizar el despliegue de sus complejos antimisilísticos en Polonia y, posiblemente, en Rumanía para finales de esta década.