Las explosiones en el metro son más peligrosas que al aire libre

El 29 de marzo del 2010 se realizó un doble acto terrorista en las estaciones del metro de Moscú que produjo decenas de muertos e heridos. Yuri Videneev, el jefe de la dirección principal de situaciones de emergencia de Moscú, hizo comentarios sobre las explosiones.

El 29 de marzo del 2010 se realizó un doble acto terrorista en las estaciones del metro de Moscú que produjo decenas de muertos e heridos. Yuri Videneev, el jefe de la dirección principal de situaciones de emergencia de Moscú, hizo comentarios sobre las explosiones.

Videneev afirmó que el daño de las explosiones en el metro suele ser mucho más grave que al aire libre. Después de la detonación de trinitrotolueno, el explosivo más usado por los terroristas, se separan unos doscientos litros del gas y se distribuyen uniformemente por los alrededores con una velocidad de tres kilómetros por segundo. El gas que se expande empuja el aire alrededor y sube respectivamente la presión. La alta presión es la causa de las contusiones en personas y de la destrucción provocada por los trozos de vidrio, metal u otros materiales que vuelan a una velocidad altísima. Estos residuos representan el peligro más grande para las personas.

Si la explosión ocurre al aire libre, la distancia a la que vuelan los trozos puede alcanzar 150 metros. Sin embargo, si la explosión ocurre en espacios cerrados, como el vagón del metro, un túnel o una estación, el proceso ocurre de otro modo. Por un lado, en el metro siempre hay mucha gente y el efecto de la explosión, lógicamente, es más serio. No obstante, con una potencia pequeña del explosivo, la mayoría de las personas se salvan por la gente que se encuentra próxima al centro de la explosión, en cierta forma sirven de escudo para los demás. Pero generalmente los terroristas cuentan con hacer daño a través de los trozos ocasionados por el estallido.

Así, una explosión en espacios cerrados es mucho más peligrosa que una al aire libre, puesto que a la onda explosiva no tiene espacio a donde dispersarse. La cantidad de personas que recibieron lesiones por el cambio en la presión del aire es mucho más alta que en una explosión al aire libre. Además, en espacios cerrados se producen más trozos, que suelen causar la multitud de heridas.

La explosión en un vagón entre las estaciones complica la evacuación. Puede surgir el pánico, las personas suelen saltar del coche a las vías. Los que lo hacen pueden resultar dañados por la corriente eléctrica. Si surge un  incendio, la situación se complica además por el humo.

Otras dificultades ocurren cuando hay una explosión en una estación de metro. Si la estación es profunda, se llegaría a la superficie solamente por las escaleras mecánicas, que a lo mejor se desconectan en una situación de emergencia. Así la evacuación de la muchedumbre tendría que hacerse a pie, lentamente, y además, en condiciones de pánico podría amenazar con producir más víctimas mortales, incluso más de las que provocó la misma explosión.

Todos estos factores muestran que durante actos terroristas en el metro es muy importante escuchar las instrucciones del conductor, así se puede prevenir el pánico y la fuga incontrolada.

“No es posible perder el dominio de sí mismo, es necesario obedecer las órdenes de los que organizan la evacuación. Porque si cada pasajero se comporta como quiere, habría pánico y más víctimas”, afirma Yuri Videneev, jefe de la dirección principal de situaciones de emergencia de Moscú.