El desarrollo de estos drones ampliaría los espacios que EE.UU. podría atacar sin que un país extranjero le permita tener tropas en su territorio. El coste total del programa de prototipos es de unos 1.400 millones de dólares.
Mientras que la Armada de EE.UU. ha celebrado el lanzamiento diciendo a través de su cuenta de Twitter que "así se escribe la historia", la prueba del X-47B fue criticada por la organización de derechos humanos Human Rights Watch.
Los opositores del programa consideran que su desarrollo derivará en el uso de aviones no tripulados automáticos en operaciones que impliquen víctimas mortales. El empleo de drones estadounidenses en territorios extranjeros también está siendo criticado a causa de las numerosas víctimas civiles que provoca.
"Siempre habrá una responsabilidad en aquellos que hayan dado una orden" de que los drones "operen autónomamente sin control humano y en el proceso maten a civiles inocentes", ya sea "el presidente de EE.UU. o el capitán del barco", destaca el analista político Lajos Szaszdi.