El pánico, causado por los dos atentados terroristas en el metro de Moscú el 29 de marzo, que acabaron con 38 vidas y causaron más de 60 heridos, se apoderó de la segunda ciudad más grande de Rusia, San Petersburgo.
Las autoridades locales anunciaron una amenaza de bomba y cerraron tres estaciones del metro al acceso de pasajeros. Alrededor de las 17:30 (hora local) se recibió una llamada anónima afirmando que se habían instalado explosivos en las estaciones de Nevskiy Prospekt, Ploschad Vosstaniya y Gostiniy Dvor.
Los especialistas, acompañados por perros entrenados para buscar explosivos, acudieron a las tres estaciones. Los trenes las cruzaban sin parar.
Afortunadamente, la alarma resultó falsa: en ninguna de las estaciones fueron descubiertos explosivos.