"En realidad es solo una cuestión de suerte que todavía no se haya producido ningún accidente en Tsuruga", indicó citado por Reuters Kunihiko Shimazaki, el jefe de un grupo de sismólogos que estudian la falla encima de la que se encuentra la planta.
Según los especialistas, tanto la planta de Tsuruga como la vecina planta experimental de Monju, en la prefectura japonesa de Fukui, siguen afrontando riesgos de posibles terremotos a pesar de no estar operativas.
Casi 3.000 barras de combustible de uranio gastadas permanecen en la planta de Tsuruga, mientras que en Monju se almacena combustible de plutonio. Además, algunos expertos sospechan que Monju también está situada encima de una falla activa.
Todos los 50 reactores comerciales de Japón fueron cerrados por las inspecciones después de las fusiones múltiples que tuvieron lugar en Fukushima. Desde entonces, solo dos reactores han reanudado la actividad.
The Japan Atomic Power Company, que opera dos de los reactores de Tsuruga, afirmó, a su vez, que la falla sísmica no es activa. Sin embargo, en el anuncio del miércoles, los sismólogos, liderados por el grupo regulador que estudia el asunto, aseguraron que la falla mostró signos de continuar siendo geológicamente activa, lo que indica un alto riesgo de terremotos en la zona.
El jefe del grupo, Shunichi Tanaka, dijo el año pasado que no va a permitir que el reactor vuelva a funcionar si hay pruebas de que la falla es activa, pero no dispone del poder legal para ordenar su cierre permanente. Por ello, se trata de una situación que podría dejar al reactor 'en el limbo'.