Pero al margen de los fondos destinados, las funciones bélicas del programa han generado en los últimos tiempos muchas críticas.
Durante el pasado mes de marzo se desató una ola de escepticismo cuando los expertos militares "disminuyeron" su eficacia al 40% respecto a los cohetes hostiles destruidos. Estos datos se utilizaron en el análisis del conflicto, desencadenado en noviembre de 2012 entre Israel y la Franja de Gaza.
Los que ponen en duda la firmeza de la Cúpula de Hierro explican que los proyectiles palestinos, muchas veces, ni siquiera alcanzan la zona por los defectos de ensamblaje, pero Israel los incluye en su estadística y así fomentan su mítica eficacia.
Además, el proyecto se topa con una ambigüedad económica. "El embalaje de cada uno de estos cohetes le cuesta al grupo Hamás unos 100 dólares, un poco más que montar un bazuca casero. Y los cohetes de la Cúpula de Hierro cuestan 50.000 dólares la unidad. Es decir, que lanzar dos misiles para interceptar uno de fabricación casera de Hamás costaría mil veces más que el propio interceptado", explica el economista alemán Shir Hever.
La Cúpula de Hierro fue creada para defender el territorio hebreo de los bombardeos palestinos. Pero desde el ataque que Israel realizó a principios de mayo a un arsenal de armas cerca de Damasco, el Estado hebreo empezó a prepararse para una eventual respuesta y movió algunas baterías de su defensa antimisiles a la zona norte y fronteriza con Siria.
Se da la circunstancia de que la localidad de Sderot, cerca de la Franja de Gaza, cuya seguridad fue la razón principal de la instalación del complejo antiaéreo, queda al descubierto. "Ellos desarrollaron la Cúpula de Hierro para defender a Sderot, esta fue la idea. Y la única zona que la cúpula de Hierro no puede proteger ahora precisamente es Sderot", dice el director del Abrahan Centre, Reuven Pedatzur.
"Conozco los costes, he visto los resultados y estoy completamente de acuerdo", sostiene el fundador del programa antimisiles israelí, Uzi Rubin, defendiendo su proyecto.
Al parecer el presidente de EE.UU, Barack Obama, también está contento con la iniciativa. Durante su primera visita como presidente a Israel, su punto de partida fueron precisamente algunas baterías de la Cúpula de Hierro.