Diseñado a instancias del Ministerio ruso de Defensa, el misil
es capaz de permanecer en el fondo marítimo a la espera de la orden de ataque todo el tiempo que sea necesario.
"Los submarinos estratégicos son vulnerables para los sistemas antisubmarinos enemigos. Detectar un submarino en el momento adecuado basta para hacer fracasar fácilmente el lanzamiento. El misil Skif es prácticamente invisible para los enemigos", según contó al periódico ruso 'Izvestiya' el editor de la web rusa 'MilitaryRussia', Dmitry Kornéev.
El misil será depositado en el fondo del mar por el submarino diésel-eléctrico B-90 Sarov, sometido anteriormente a ciertas modificaciones, como la instalación de un lanzatorpedos de un metro de diámetro, además de depósitos adicionales con lastre, para conservar de esa forma su estabilidad cuando deposite el misil en el fondo marino.
"Si las pruebas de mar resultan exitosas, el Skif será sometido a pruebas de homologación para su incorporación a la Armada rusa”, agregó Dmitry Kornéev.