Para realizar las pruebas la Policía de Nueva Gales del Sur fabricó dos armas de fuego con impresora 3D de 1.700 dólares a base del modelo creado en Estados Unidos, imprimiendo las 16 piezas necesarias para montar las armas en 27 horas.
Las dos armas en 3D fueron probadas contra un bloque de resina similar al tejido de los músculos humanos: la primera bala penetró unos 17 centímetros en la resina, mientras que la segunda pistola explotó en las manos de un policía.
"Esta arma no es potencialmente peligrosa, sino peligrosa", expresó en una rueda de prensa el comisario de Policía, Andrew Scipione, tras concluir sus experimentos con armas impresas en 3D conocidas como 'Liberator', después de lo cual advirtió: "será un delito hacer, poseer y usar" estas armas.
"Nuestros peores temores se han hecho realidad, ya que es peligroso por el hecho de poder matar a alguien y por el peligro que supone para uno mismo", destacó Scipione, enfatizando que las armas en 3D no cumplen con las normas de seguridad y el control el de calidad, que es obligatorio para los vendedores y productores de armas en Australia.
El Libertador es una iniciativa desarrollada por la empresa Defense Distributed y presidida por Cody Wilson, un estudiante de abogacía de 25 años de edad de la Universidad de Texas. Aunque las autoridades estadounidenses han bloqueado la distribución 'online' de los diseños, estos ya han sido descargados por más de 100.000 usuarios.