Este druso vive en Israel, pero la rama minoritaria del Islam a la que pertenece también se extiende por Siria, Líbano, los Territorios Palestinos y Jordania. Justo cerca de la frontera con Israel está ubicada la aldea siria de Khadr. Recientemente, los rebeldes atacaron esta población, y como resultado murieron siete de sus habitantes.
Las muertes provocaron una ola de indignación entre los drusos. La pluralidad étnica y religiosa de Siria implica que los asesinatos –ya son más de 80.000 las personas fallecidas, según cálculos de Naciones Unidas– extiendan el conflicto a países vecinos. Ahora, los propios drusos que residen en Israel se muestran dispuestos a dar un paso hacia adelante.
"Espero que no nos necesiten, pero no se sabe qué puede pasar. Ahora la situación en las aldeas drusas es relativamente estable, pero si cambia iremos allí. Estamos esperando las órdenes de nuestros líderes. Nosotros estamos totalmente preparados", afirma Moaddi.
Una frontera que no divide sentimientos
Asimismo, los drusos israelíes tienen una particular historia. Tras las guerras de 1948 y 1967, cuando Israel ocupó los Altos del Golán, muchas familias se vieron forzadas a separarse. Algunas pasaron a residir en la región de Galilea –Israel-, mientras otras se quedaron en Siria. "Tenemos parientes allí. Nuestra gente está ahí y les están atacando en nombre del Islam", dice Yousef Sharruf, una persona que, a día de hoy, se encarga de reclutar a drusos por si necesitan luchar en Siria.
Sin embargo, sus reclutas no son ni rebeldes ni militares, sino simples ciudadanos. "Estamos preparados para morir defendiendo a nuestro pueblo", sentencia Sharruf.
Los drusos que viven en Israel no esconden que se sienten como si fueran sirios. Los lazos entre esta minoría y la comunidad alauita, a la que pertenece el presidente Bashar Al Assad, han ido creciendo.
Desde el inicio del conflicto, varias comunidades religiosas minoritarias han mostrado el respaldo al Gobierno sirio. El temor de que los extremistas religiosos se hagan con el poder y de que ellos pueden ser represaliados son dos argumentos que han jugado en favor del Gobierno sirio.
"Estamos bajo ataque, un ataque extranjero. Ellos utilizan a soldados extranjeros para luchar dentro de Siria y algunos sirios les están ayudando", asegura Sudki Almakt, quien fue prisionero sirio en una cárcel israelí durante casi 30 años.
Otras armas para luchar
Sin embargo, no todos quieren empuñar el arma. Algunos, como Tamer Hesawi, proponen otras maneras de hacer frente a los rebeldes. Este joven se ha propuesto recaudar fondos para la comunidad drusa que vive en Siria. Tamer va de puerta en puerta vendiendo su libro.
"La comunidad drusa de Israel ha recaudado un millón de dólares y ya ha enviado el dinero a los drusos sirios. En mi aldea, Peqin, recaudamos casi 300.000 dólares. La gente dio el dinero que pudo para ayudar a sus parientes en Siria" concluye Hesawi, que en cualquier caso, espera que el conflicto se acabe lo antes posible.