En un momento Ashley declara que la agente le ha tocado el pecho, quejándose de que esto la ha hecho sentirse incómoda. En respuesta, la funcionaria amenaza con interrumpir el chequeo y no dejarla abordar el vuelo.
Entonces, Ashley permite que el registro continúe, pero se estremece cuando la agente de la TSA pasa a la parte interna superior del muslo.
"Ella tocó mi vagina, en serio, que no era mi muslo", exclama la mujer.
Esta no es la primera vez que los pasajeros reclaman tratos vejatorios por parte de agentes de la TSA.
Así, una mujer de Michigan con leucemia incurable quedó traumatizada por el procedimiento humillante de control al que fue sometida en el aeropuerto de Seattle-Tacoma, cuando los agentes le dijeron que no podía ser sometida a un cacheo privado y la hicieron quitarse los vendajes e incluso rompieron una bolsa de solución salina que llevaba, todo a la vista de los pasajeros que pasaban a través del punto de seguridad.
Otra vez una niña de 12 años en silla de ruedas fue retenida en el aeropuerto de Dallas tras el supuesto descubrimiento de restos de explosivos en sus manos. Según la madre de la niña, estos restos podrían haber pasado a sus manos por el contacto con las ruedas, pero la silla no fue chequeada.