La ya desaparecida empresa estadounidense United Fruit Company, fue la pionera en el desguace de la región para comercializar madera. Cientos de años mas tarde, la amenaza sigue latente. "No queremos el desmonte. Está mal. Las autoridades no nos preguntan y ellos deben hacerlo, nos tienen que consultar. Hay una empresa aquí cerca que está sacando madera, está desmontando. No sé para que usan los árboles, para carbón o muebles", explica el wichí, Gabriel.
En las últimas décadas el mayor avance de la tala, está dado por parte de empresas que buscan actividad agrícola a gran escala, sobre todo de soja. Los aborígenes, por supuesto, quedan al margen de cualquier ganancia.
"El 7% de los propietarios concentra mas del 70% de las tierras fértiles de la provincia del Chaco. Eso significa que concentran el 70% o más de la riqueza que anualmente se genera en actividades agrícolas", según Rolando Nuñez, el Presidente del Centro de Investigación Mandela.
No queremos el desmonte. Está mal. Las autoridades no nos preguntan y ellos deben hacerlo, nos tienen que consultarSegún denuncian, los químicos utilizados por los grandes productores envenenan el suelo condenando al éxodo a los habitantes originarios. Este lugar que solía ser un bosque hoy es solo un cementerio de árboles. Sin medios de subsistencia los últimos indígenas abandonaron la zona hace unos cinco años.
Acostumbrados a la supervivencia muchos de los representantes del pueblo wichí resisten. El precio que pagan es vivir en la miseria con una pésima alimentación y una peor situación sanitaria. Lo más desesperante dicen es la falta de agua, y aseguran que la sequía es otra consecuencia del desmonte.
Las autoridades reconocen que están regularizando los controles para evitar la tala ilegal. Pero insisten en que es posible explotar los recursos de los bosques sin generar daños ambientales. "En 50 años el Chaco se caracteriza por sequías e inundaciones. Este es un período de seca más. O sea, el tema de esta zona es estructuralmente la variabilidad climática, pero no por la acción antrópica del hombre sino por la caracterización que tiene", opina el subsecretario de Recursos Naturales de Chaco, Miguel Brunswig.
Los 60.000 indígenas que habitan el Impenetrable reconocen a las autoridades la ayuda social que en los últimos años se acordó de ellos por primera vez en la historia. Pero tienen claro que ninguna ayuda será suficiente mientras su suelo corra peligro.
El saldo para los wichís con la llegada de la modernidad ha sido solamente negativo. Porque no sólo se ven excluídos de sus beneficios en materia por ejemplo de avances tecnológicos o científicos, sino que además asisten a la destrucción de sus tierras, las que ellos cuidaron durante miles de años con la explotación responsable de sus recursos. Hoy es la irresponsabilidad de otros la que los condena al hambre y a la falta de agua.
Federico Efrón, abogado que defiende ante la Corte Suprema los derechos de la comunidad aborigen La Primavera, considera que la reclamación de sus tierras podría ser la principal razón de la agresión, la discriminación y otros problemas que sufren.
"La comunidad tiene razón en lo que reclama, los documentos lo avalan, la preexistencia de la comunidad como pueblo originario en el lugar avala su reclamo", indicó Efrón, quien agregó que hay que seguir recurriendo a la justicia para que esta resuelva las disputas.