En su último informe, basado en entrevistas con víctimas, personal médico y otros testigos, explicaban que habían recibido denuncias de que las fuerzas del Gobierno sirio y los rebeldes habían utilizado armas prohibidas, pero que la mayoría de testimonios estaban relacionados con su uso por parte de las fuerzas estatales.
"Hay motivos razonables para creer que se utilizaron cantidades limitadas de productos químicos tóxicos. No ha sido posible, con la evidencia disponible, determinar los agentes químicos precisos utilizados, sus sistemas vectores o el agresor", señaló el director de la comisión de investigación de la ONU, Paulo Pinheiro, en una conferencia de prensa en Ginebra.
En un mensaje claro a los países europeos que consideran armar a los rebeldes sirios, el informe advirtió que la transferencia de armas aumentaría el riesgo de violaciones de este tipo, lo que llevaría a un incremento de las muertes y lesiones de civiles.
"Los crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad se han convertido en una realidad cotidiana en Siria, donde los relatos desgarradores de las víctimas se han cauterizado en nuestra conciencia", reza el informe. "La mayor disponibilidad de armas tiene un costo humano", agrega el documento.
El ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, aseguró que "Las pruebas de las muestras químicas en Siria demuestran que sí se utilizó el gas sarín".
Respecto a esta declaración de París, el secretario de prensa de la Casa Blanca, James Carney, comentó que todavía no hay pruebas suficientes del uso de armas químicas en Siria. "Estamos trabajando, también con la parte francesa, buscando pruebas del uso de armas químicas. Todavía faltan muchas cosas por hacer para esclarecer quién es responsable por su uso, cuándo fue usado y en qué cantidades", precisó Carney.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, designó un equipo para investigar presuntos ataques con armas químicas en Siria después de que el Gobierno de Al Assad le pidiera que estudiara un presunto ataque de los rebeldes el 19 de marzo en la localidad de Khan al-Assal, en el área rural de Alepo.