"Ahora hay un problema llamado Twitter. Podéis encontrar cualquier mentira ahí. Eso que llaman 'las redes sociales' constituye la mayor amenaza para la sociedad actualmente". Así se expresó Erdogan antes de emprender una gira por el Norte de África que concluye este jueves, día en el que el primer ministro volverá a una Turquía inmersa en las protestas.
Vamos a seguir adelante con la renovación de Taksim respetando el medio ambiente"
En una rueda para los medios en Túnez el primer ministro Erdogan ha declarado que el Gobierno no abandonará los planes de construcción en la plaza Taksim a pesar de las protestas. "Vamos a seguir adelante con la renovación de Taksim respetando el medio ambiente", ha dicho Erdogan.
Pero cuando el enfado social se escuchaba con más fuerzas, Erdogan quiso encontrar los motivos de lo ocurrido en las acciones de extremistas, y posteriormente en hipotéticos mercenarios pagados por países extranjeros que supuestamente incitaban las movilizaciones. Una actitud causada, probablemente, por lo inesperado que resultó para él la reacción en cadena que provocó en la sociedad la represión policial durante las últimas manifestaciones.
"No soporta que se opongan a sus ideas. Lo percibe como una ofensa personal. Tras obtener el 50% de los votos, se acostumbró a que el pueblo estuviera de acuerdo con él. Y suele reaccionar muy drásticamente a cualquier tipo de oposición. Esta vez no se ha dado cuenta de la magnitud de las protestas", explica el columnista Mutlu Tonbekci.
Mientras buscaba a los responsables, el primer ministro turco de repente intentó apaciguar a la población asegurando que la situación se estaba normalizando, cuando en realidad nada podía aplacar la ira del pueblo.
"Estamos sin ánimos. Nos gasearon a todos. La gente intentaba resistir, intentaba preservar el parque. Y Erdogan nos llamó 'saqueadores', dijo que aquí no pasaba nada. Y después cambio de opinión. Claro que hay una protesta", declara el activista Nazan Ustundag.
En medio de estas declaraciones, Erdogan sigue insistiendo en que hacía todo para su pueblo, señalando que no es un dictador.
"Erdogan habla bien, pero no dice la verdad. Asegura que está haciendo todo para el pueblo. Sin embargo, la realidad no es esa", explica el activista Ted Larson.