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Gitanos kosovares prefieren vivir en un basurero tóxico a volver a Kosovo

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Los gitanos y los albaneses de Kosovo profesan la misma religión musulmana, pero no pueden compartir la misma tierra. Antes de los bombardeos de la OTAN en 1999, muchas de las familias gitanas vivían en el sur de Kosovo. Cuando los albaneses los expulsaron, la ONU ubicó los campos de refugi

Los gitanos y los albaneses de Kosovo profesan la misma religión musulmana, pero no pueden compartir la misma tierra.

Antes de los bombardeos de la OTAN en 1999, muchas de las familias gitanas vivían en el sur de Kosovo. Cuando los albaneses los expulsaron, la ONU ubicó los campos de refugiados justo a pocos kilómetros de un basurero tóxico. Ahora la sangre de los niños gitanos está envenenada por el plomo, cuyo nivel ambiental es más alto de lo que pueden registrar los aparatos médicos.

Los niños padecen saturnismo, cuyos síntomas principales son la conducta agresiva y los problemas de crecimiento.

Seidi Fetije, residente del campo, ya ha perdido a uno de sus hijos por contaminación. Dice que para alimentar a sus hijos tiene que vender algo. “Los niños están enfermos y mi marido y yo, también. En ésta situación nos encontramos”, cuenta.

Las autoridades serbias prestan asistencia médica a los gitanos. El doctor Zoran Savich ha examinado a más de 300 personas durante los últimos años, pero opina que es inútil esperar que se recuperen.

“Recibieron tratamiento antes y casi se habían curado. Pero después volvieron a los campos envenenados por el plomo y los resultados positivos disminuyeron. Tengo una estadística que demuestra que después de dos años de vida en lugares como éste, la mejoría desaparece”, afirma Savich.

Las condiciones en el campo son desesperantes. El veneno está en el aire y es inevitable aspirarlo.

Igor Zlatkovic, de la Agencia de Fomento y Desarrollo de Kosovo, explica que “cuando sopla el viento, el polvo fino y contaminado desciende justo en los campos habitados por los gitanos. Los niños juegan en el polvo, no se lavan las manos, comen en la calle. Y todo eso crea condiciones idóneas para el saturnismo”.

Hace algunos años, la ONU hizo un intento de trasladar a algunas familias de vuelta al sur de Kosovo. Pero muchos volvieron a los campos, diciendo que no se sentían seguros en la zona, donde antes de la guerra se encontraban sus casas.

Según  Abedin Packoli, residente del campo, en los campos pueden salir por la noche y se puede al menos ganar dinero y comprar alimentos.

Los gitanos se sienten seguros en los campos. Pero el lugar donde se sienten protegidos, les está matando lentamente.

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