En una entrevista que concedió a RT, la primera cosmonauta nos compartió sus recuerdos y emociones relacionados con el espacio.
Esos eran solo los primeros vuelos, todavía no podíamos ver este enorme panorama que se transmite ahora desde la Estación Espacial Internacional. Por eso las impresiones eran increíbles
Describiendo sus primeras impresiones sobre lo que vio en la ventanilla de la nave, Valentina lamentó “no ser pintora”.
“Es que esta belleza que se despliega ante ti cuando estás en la órbita, es difícil de imaginársela. Esos eran solo los primeros vuelos, todavía no podíamos ver este enorme panorama que se transmite ahora desde la Estación Espacial Internacional. Por eso las impresiones eran increíbles”, dijo.
“Durante el aterrizaje, que se realiza con una gran sobrecarga de unos 9.5 puntos, te aprieta mucho, antes de que se abra la escotilla eyectándote y mientras atraviesas las capas compactas de la atmosfera, mientras miras por la ventanilla, ya ves solo llamas de fuego. Y nada, todo bien”, afirmó la mujer que hasta ahora permanece como la única cosmonauta en realizar un vuelo en solitario.
Ante todo les aconsejaría amar a la Tierra y a las personas, dedicar su trabajo al servicio de estos dos ideales. Es una pena que actualmente tanto las medidas que se emplean como la hostilidad que causa la confrontación entre las personas no contribuyan a eso
Hablando sobre el desarrollo de la industria espacial, Valentina aseguró que el futuro del sector está en la cooperación internacional. A tal respecto dio un consejo a los colonizadores del espacio.
“Ante todo les aconsejaría amar a la Tierra y a las personas, dedicar su trabajo al servicio de estos dos ideales. Es una pena que actualmente tanto las medidas que se emplean como la hostilidad que causa la confrontación entre las personas no contribuyan a eso. Y es una lástima porque nosotros vimos la Tierra desde el espacio, somos conscientes de que ella es demasiado pequeña”.
Actualmente Valentina Tereshkova se dedica a la política, es diputada de la Duma regional en la ciudad de Yaroslavl. A los 76 años todavía sueña con un vuelo cósmico, incluso si no volviera nunca.
“Me apasioné por Marte hace mucho tiempo. Marte como planeta cercano a la Tierra atrae mucho la atención. Yo por ejemplo tengo inmensas ganas de ir para allá y tratar de entender qué pasó con este planeta, incluso si es un viaje solo de ida”.
A la pregunta sobre qué llevaría consigo en tal vuelo, contestó: “Una ramita de mi árbol favorito –el abedul– y un poco de tierra de mi Yaroslavl natal”.