"Algunas fuentes confiables desde hace mucho tiempo se ponen nerviosas y ansiosas a la hora de hablar", dijo Pruitt, quien acusó también al Gobierno del presidente Barack Obama de haber "violado la zona de protección" que la Primera Enmienda de la Constitución concede a los periodistas.
Pruitt señaló que esa "intimidación" de las fuentes está afectando no solo a AP, sino también a otras organizaciones periodísticas en Estados Unidos.
El Departamento de Justicia recopiló de forma secreta los registros de 20 líneas telefónicas de AP entre abril y mayo de 2012 para investigar una filtración sobre seguridad. La filtración tuvo que ver con una noticia publicada por AP en la que informaba de que el Gobierno había frustrado un complot de la red terrorista Al Qaeda en Yemen para atentar contra un avión con rumbo a EE.UU., una historia que los estadounidenses "tenían derecho a saber", en palabras de Pruitt.
"Nadie en este país debería ser perseguido por hacer periodismo", remarcó el presidente de AP. En palabras de Pruitt, si se restringe la labor de los periodistas "la sociedad solamente sabrá lo que el Gobierno estadounidense quiere que se sepa". El ejecutivo sentenció además que una prensa libre "diferencia a una democracia de una dictadura, a una sociedad libre de una tiranía".
El presidente de AP también afirmó que el Gobierno de Obama "ama demasiado el secreto", en referencia a las recientes revelaciones sobre los programas secretos de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) para recopilar registros telefónicos y datos de internet de millones de usuarios.