De acuerdo con estos cambios, las multas para los fanáticos que violen las normas se multiplican por diez respecto a la ley anterior: hasta 300 dólares en lugar de 30, y hasta 450 dólares si los desórdenes provocan la paralización o suspensión del partido.
También hay sanciones que consisten en hasta 160 horas de trabajos obligatorios y la prohibición de asistir a los estadios durante un máximo de siete años, en lugar de los seis meses establecidos anteriormente. Además, a aquellos que incumplan esta sanción se les podría imponer una multa de 4.000 dólares o un periodo de 15 días de arresto.
Los propietarios de los estadios estarán obligados a equipar los recintos con sistemas de videovigilancia que permitan identificar a los hinchas. Los responsables de la seguridad en las citas deportivas serán los organizadores y los propietarios de los recintos. Para ellos, las multas alcanzarán los 15.000 dólares si el incidente provoca daños a la integridad física de alguien.
Tras la aprobación de la segunda lectura de la modificación este viernes, la decisión final se tomará el 2 o 3 del próximo julio, tras la tercera y definitiva lectura.