Después de que el horrendo caso de violación saliera a la luz, una ola de repudio social surgió en Bolivia por la permisividad con que niños conviven con criminales en las prisiones del país andino. Las autoridades decidieron que "desde el 18 de julio no entra nadie más" al penal de San Pedro, en La Paz, dijo Ramiro Llanos, director del régimen penitenciario.
Llanos señaló que la víctima, tiene dos meses de embarazo y en estos momentos se encuentra bajo tratamiento psicológico. De acuerdo con los medios bolivianos, el padre, el tío y el padrino de la niña abusaron sexualmente de ella durante cinco años. Al menos 250 menores viven en el penal de San Pedro junto a sus progenitores, destaca la prensa local.
Desde la fecha estipulada, los presos serán remitidos a otras penitenciarías de La Paz, la mayoría radicada en poblaciones del altiplano, con capacidad total "para encerrar a otras 2.000 personas", según Llanos.
En total en las cárceles bolivianas conviven con los reos 2.104 niños y adolescentes, que viven con sus padres mientras estos cumplen condenas, según un informe actualizado de la Dirección de Régimen Penitenciario.
Los menores suelen vivir en los penales porque no tienen otros familiares o ambos padres están detenidos. La ley de penitenciarías autoriza que niños de hasta 6 años permanezcan con sus padres en las cárceles, pero casi la mitad de los menores excede ese límite de edad.
El embarazo y los vejámenes a los que era sometida la menor desde que tenía ocho años fueron descubiertos casi por casualidad y ha desatado airadas reacciones en la población boliviana.
Las cárceles de Bolivia las segundas más hacinadas del continente después de El Salvador, tienen una capacidad para albergar a un máximo de 3.738 presos, pero congregan a 13.840, según un informe de Seguridad Ciudadana de la OEA.