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EE. UU. espera reorientar a Afganistán de las drogas a la agricultura

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EE. UU. rechaza las acusaciones de Rusia sobre el cese de la lucha contra las drogas en Afganistán.

EE. UU. rechaza las acusaciones de Rusia sobre el cese de la lucha contra las drogas en Afganistán.

Este problema es uno de los más importantes para las autoridades estadounidenses, declaró Philip Crowley, el representante oficial del Departamento de Estado norteamericano. Además, el Gobierno del país está convencido de que su nueva estrategia, que frena la destrucción de las plantaciones de amapola de opio o de cáñamo en Afganistán, es justa.

Según Crowley, el criterio precedente, según el cual las tropas de la OTAN destruían completamente las plantaciones de opio en el país asiático, no ha satisfecho los objetivos y el narcotráfico sólo se ha intensificado. Por eso EE. UU. la ha corregido, centrando sus esfuerzos en un "eslabón intermedio, en la gente que es responsable del negocio de las drogas".

El funcionario estadounidense insiste en que la prioridad principal para EE. UU. es reorientar la economía de la producción de opio hacia la agricultura. "Tratamos de cambiar el rumbo de la economía afgana para que se desarrolle normalmente el sector agrícola", dijo.

Anteriormente, el jefe del Servicio Federal Antidrogas de Rusia, Víctor Ivanov, criticó las acciones de EE. UU. en Afganistán, en particular, la decisión del comando norteamericano que se negó a liquidar los sembrados de amapola de opio que se encontraron en su zona de control durante una operación militar. La política estadounidense evidencia "la tolerancia a los narcoproductores", indicó, por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso. "Su posición desestima que miles de personas, incluso en Afganistán donde el número de drogadictos ya ha llegado a un millón, morirán por la heroína hecha de este opio".

Según una reciente investigación de la ONU, Afganistán se ha convertido en un líder mundial de la produción de opio y de hachís, superando a Colombia el año pasado. "Mientras que otros países cuentan con plantaciones de mayor tamaño, el sorprendente rendimiento del cultivo de hachís en Afganistán lo convierte en el mayor productor del mundo", dice Antonio María Costa, responsable de la Oficina de la ONU contra las Drogas y el Crimen (UNODC). "Este es un hecho muy preocupante y se pueden sacar dos conclusiones: en primer lugar, la lucha de la comunidad internacional contra las drogas afganas, como mínimo, no da ningún resultado; en segundo lugar, podemos suponer que los 'narcobarones' afganos han pasado a la ofensiva y utilizan con más frecuencia la alta tecnología en la producción de las drogas".

Se estima que de 10.000 a 24.000 hectáreas de terreno se dedican al cultivo del cáñamo en este país y cada hectárea permite recibir 145 kilos de hachís. En total, se producen entre 1.500 y 3.500 toneladas de hachís al año, cifra récord mundial.

Según los expertos, los ciudadanos afganos a los que EE. UU. y la OTAN han propuesto abandonar el cultivo de amapola y cannabis y desarrollar la producción de cultivos agrícolas a cambio de subsidios y agrotécnica, no se han mostrado impresionados con esta alternativa. Realmente una plantación de cáñamo o de opio les rinde cinco veces más que, por ejemplo, un trigal del mismo tamaño. Y nadie va a pagarles ninguna "compensación".

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