El número de muertos en los enfrentamientos entre policías y manifestantes en la capital de Kirguistán podría haberse incrementado hasta variar de 30 a más de 100, informan las autoridades locales.
Por ahora no hay cifra exacta de los heridos entre la población civil pero hay indicaciones de que se trata de centenares de heridos.
Las cifras varían debido al caos que sigue reinando en la ciudad capitalina del país.
El Ayuntamiento declaró en Biskek un "régimen de situación de emergencia" y a los ciudadanos se les recomienda abstenerse de salir a la calle.
Las autoridades informan que los opositores usan palos, barras, piedras y cócteles mólotov.
Anteriormente un grupo de manifestantes antigubernamentales tomó la sede de la Administración de la ciudad de Talas, lo que derivó en duros enfrentamientos con las fuerzas del orden. Ochenta y cinco policías resultaron heridos, según informa el primer ministro de Kirguistán, Daniyar Usenov, quien cataloga lo sucedido como "crimen estatal".
Los opositores demandan el derrocamiento del presidente, Kurmanbek Bakíyev, y su Gobierno ya que les culpan de la corrupción y la extrema pobreza del país.
Los desórdenes y las detenciones comenzaron en la víspera de las asambleas populares convocadas por la oposición para hoy en todo el país con el objetivo de definir sus tácticas para conseguir la dimisión del presidente.
Bakíev, él mismo antiguo dirigente opositor aupado al poder por la Revolución de los Tulipanes, el movimiento democrático que derrocó en 2005 al entonces presidente, Askar Akáyev, es acusado de autoritarismo y corrupción.
Mientras, la diputada Irina Karamushkina, del opositor Partido Socialdemócrata, advirtió de que la oposición no controla a los manifestantes en la capital debido a que sus principales líderes fueron detenidos por la policía y el Servicio de Seguridad Nacional.
Por su parte Moscú descartó las especulaciones difundidas por determinados medios de comunicación acerca de su vínculo con esta situación.
"Actualmente se emprenden intentos de falsificar la información y relacionar lo sucedido en Kirguistán con la política de Rusia en este país", informó el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Grigori Karasin. "Esta información es absolutamente falsa y no tiene fundamento", recalcó el funcionario. Al mismo tiempo subrayó que Moscú insta a resolver cualquier problema que sea por vías pacíficas en el marco de las normas democráticas.
Por su parte, el primer ministro de Rusia, Vladímir Putin, proclamó que Rusia no está vinculada con este asunto. "Ni Rusia, ni su humilde servidor, ni las autoridades rusas tienen algo que ver con estos acontecimientos", dijo en una rueda de prensa. También confesó que lo sucedido le había pillado desprevenido.