Se informa de que los agentes han utilizado gases lacrimógenos y balas de goma durante los disturbios, mientras que los manifestantes han estado juntando los casquillos de bala que fueron disparados por la Policía.
Reportan que el gas incluso está afectando a algunos espectadores dentro del estadio.
Horas antes un grupo de manifestantes intentó asaltar un edificio de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF).
Los manifestantes empezaron la marcha en la Plaza Saens Peña, a unos dos kilómetros del estadio, en medio de los aplausos de los que se asomaban a los balcones de los edificios.
Anteriormente se informó de que las autoridades han movilizado a 10.600 policías y 7.400 militares para garantizar la seguridad en la zona del Maracaná.
La oleada de masivas protestas se inició en Brasil el pasado 16 de junio, día de la inauguración de la Copa Confederaciones.
Los manifestantes critican al Gobierno por el elevado desembolso en la organización de eventos deportivos como la Copa del Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de Río 2016.