Esas capacidades se deben a los trajes antigravedad elaborados por la empresa industrial científica Zvezda, según informó Nikolái Dergunov, el diseñador principal adjunto de la compañía.
Los trajes están provistos de un sistema de cámaras hinchables que al aumentar la aceleración vertical se inflan oprimiendo el cuerpo del piloto en las piernas y el abdomen y evitando de esta forma que la sangre se desplace a estas zonas, manteniendo el riego en el cerebro.
Además el piloto recibe aire a través de la mascarilla de ventilación que hincha los pulmones para prevenir la disminución del volumen pulmonar en condiciones de baja presión y sobrecargas.
Estos sistemas están conectados con un ordenador capaz de calcular las sobrecargas sin retrasar la reacción del sistema de compensación de presión.
Aislantes térmicos y un sistema de ventilación regulan la temperatura bajo el traje del piloto en la cabina y durante la evacuación a grandes alturas.
El T-50 es una aeronave militar polifacética que puede cumplir las tareas de caza, avión de ataque a tierra o bombardero. Es invisible para los radares del enemigo, su velocidad máxima es de 2.500 kilómetros por hora y está dotado con una avanzada inteligencia artificial.
Tras varios años de pruebas secretas en los que se han realizado más de 500 vuelos de cuatro de estos innovadores aviones rusos, la producción en cadena está programada para el año 2015.
Según el presidente de la estatal Corporación de la Aviación Rusa, Mijaíl Pogosián, el aparato adelantará a sus análogos extranjeros.