Luto en Kirguistán por las víctimas de la revuelta sangrienta
Los días 9 y 10 de abril han sido declarados en Kirguistán como jornadas de luto por las víctimas que han fallecido en la revuelta.
Según los últimos datos, el número de muertes en los enfrentamientos en el país, donde el miércoles una sublevación de la oposición culminó con la caída del Gobierno, ha aumentado hasta 76. En la morgue hay más de 50 cadáveres que aún no han sido identificados.
La policía ya tiene la situación bajo control y patrulla las ciudades junto con grupos de voluntarios. A las calles han salido barrenderos, máquinas de limpieza y se ha reanudado la circulación del transporte público.
Mientras tanto, el presidente kirguiso, Kurmanbek Bakíyev, ha confirmado en un mensaje de radio que se encuentra en el sur del país. Afirmó que no reconoce su destitución, pero no va a batallar con su propio pueblo. Según él, la sublevación fue alimentada por algún país extranjero, pero no especificó cuál.
Ahora que Bakíyev ha abandonado la capital, los políticos locales tratan de llenar el vacío gubernamental. Mientras tanto, los kirguisos alimentan la esperanza de que esta sangrienta revuelta sea la última en la historia de su país.
Un error decisivo
El anterior presidente de Kirguistán, Askar Akáev, que fue derrocado en un golpe de estado similar en 2005, ha aclarado las causas que han podido provocar esta sangrienta sublevación.
Según Akáev, podría estar provocada principalmente por el rumbo político del Gobierno. "Creo que en Kirguistán, por desgracia, el régimen de Bakíyev ha sido derribado en circunstancias trágicas, ha habido un gran número de víctimas entre la población civil. Sin embargo, considero que es un resultado lógico del Gobierno de Bakíev, que llegó al poder gracias a un golpe de estado, a la violencia".
El ex mandatario indica que algunas decisiones adoptadas por Bakíyev resultaron equivocadas. "Últimamente, en la política interior Bakíyev se ha orientado a Estados Unidos. Como consecuencia, ha tomado la iniciativa de crear otra base estadounidense, esta vez, en el valle de Fergana donde confluyen los intereses de todos los países del Asia Central, es decir, de Kazajistán, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán. Por supuesto, esta decisión ha irritado a los líderes de los estados vecinos. Creo que ha sido un error muy grave".
Akáev también califica la política exterior de Bakíyev como "diplomacia de la veleta". "Todo se basaba en el trueque: siempre estaba con el que le ofrecía más. Por lo tanto, se ha convertido en un aliado de Estados Unidos. Sin embargo, estoy convencido de que Kirguistán no tiene otra opción que mantener buenas relaciones con Rusia".