El último incendio a bordo del aparato de Ethiopian Airines, que se produjo en el aeropuerto con mayor actividad en Europa, el de Heathrow (Londres), planteó de nuevo ante las autoridades aéreas europeas el tema de una posible suspensión de los vuelos con esa aeronave. Y ese mismo día un problema técnico no especificado obligó a los pilotos de un Dreamliner de Thomson Airways que volaba rumbo a Sanford
regresar al aeropuerto de Manchester.
La Agencia Europea de Seguridad Aérea (AESA) no ha adoptado todavía ninguna decisión al respecto. "Los empleados de Boeing llevarán a cabo su investigación, vamos a controlar su curso para tomar la decisión", informó una portavoz de la agencia.
A comienzos de este año fueron las baterías de ión-litio defectuosas las que llevaron al cese de las operaciones de los casi 50 aparatos Dreamliner en todo el mundo. La prohibición global de los vuelos, que duró 100 días, fue antecedida por varios fallos eléctricos en vuelo por sobrecalentamiento en esas baterías.
Precisamente el aparato de la compañía etíope que protagonizó el último incidente en Heathrow fue el primero en retomar el vuelo el 27 de abril, apenas los reguladores aéreos suspendieron aquella interdicción. Según la primera conclusión hecha pública por los investigadores, “no hay evidencia directa” de una relación entre la inflamación y las baterías acumuladoras.
Efectivamente, el aparato tenía ya su batería reemplazada y no era una del lote problemático que había dejado fuera de servicio a decenas de aviones hace medio año. Además, para el momento del incendio “todos los alimentadores internos y externos estaban apagados”.
Esa conclusión preliminar evidencia que los Boeing 787 tienen más problemas técnicos de los que se pensaba antes. Desde distintas partes del mundo hay señales de fallos como la indicación errónea del nivel de combustible y otros.
La reacción bursátil una vez más se ha adelantado a los órganos competentes. Las acciones del fabricante de aviones cerraron la última jornada laboral de esta semana con una bajada del 4,7%. Y es que los expertos predicen la reacción tanto de las aerolíneas, como de los pasajeros ante los repetidos fallos. Ambos se dan cuenta ya de que con los aviones de Boeing siempre pueden tener más problemas que con el resto.