Según la agencia espacial estadounidense, este fenómeno se observó en un periodo de cinco días en la parte inferior del Sol, donde se puede observar claramente en la imagen captada una gran mancha.
Los agujeros coronales son zonas del campo magnético solar en las que las líneas de campo están abiertas y que, en lugar de cerrarse conectando zonas de polaridad opuesta, se dispersan en el espacio interplanetario.
La frecuencia con la que aparecen estos agujeros depende del ciclo de la actividad solar: cuanto más intensa sea la actividad solar, más manchas aparecerán en su superficie.