Un grupo de investigadores de la Universidad de Columbia Británica en Canadá ha revelado que la ausencia de la enzima Granzina B puede detener el proceso de envejecimiento de la piel. El descubrimiento se produjo al analizar los efectos que produce la enzima en los vasos sanguíneos durante un ataque al corazón.
En el experimento fueron utilizados dos grupos de ratones: unos que tenían la enzima y otros que no. Los animales fueron irradiados por rayos ultravioleta tres veces al día durante 20 semanas. Los ratones sin Granzina B en el organismo no experimentaron cambios en su piel mientras que la de aquellos que la tenían terminó arrugada.
La conclusión fue que la Granzima B se incorpora en el colágeno y descompone la estructura de la piel y el sol, a su vez, aumenta y refuerza sus efectos. En consecuencia los medicamentos cosméticos modernos a base de colágeno destinados a proteger la piel del envejecimiento no son eficaces si en el organismo está presente la enzima.
Los investigadores consideran que el descubrimiento puede tener aplicaciones no sólo en la medicina estética sino en la tradicional: por ejemplo para curar enfermedades de corazón o de pulmón.