Magnolia Cardona-Morrell y Ken Hillman proponen evaluar un total de 29 indicadores, entre ellos la edad del paciente, su condición general de salud, la fase en la que se encuentra la enfermedad y la experiencia de las hospitalizaciones anteriores. La estimación final aparece en forma de porcentaje, dicen en un artículo publicado por la revista 'Supportive & Palliative Care'.
"A menudo los médicos acuden a métodos de terapia caros y agresivos que no influyen sobre el resultado de la enfermedad y además afectan la calidad de vida del paciente. Además, en caso de fracaso, los médicos sienten frustración", sostienen los investigadores, que critican los intentos de prevenir las muertes inevitables.
En su opinión, el test podría ayudar a doctores y enfermeros a cumplir con su trabajo a pesar de estar siendo presionados por los familiares de los pacientes que exigen que se mantenga su vida a cualquier coste. Además, permitiría a los propios pacientes elegir entre morir en el hospital o en casa.