"El horizonte de sucesos cosmológico se ve como una gigantesca esfera negra con un tamaño de unas 20.000 veces la distancia que nos separa de la galaxia de Andrómeda. Lo que sucede más allá de este horizonte siempre estará fuera del alcance de nuestros instrumentos", afirma José Luis Fernández Barbón, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el Instituto de Física Teórica y autor del libro 'Los agujeros negros', en declaraciones al diario '20 Minutos'.
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El científico asturiano sostiene que bajo la hipótesis de que la expansión acelerada se mantenga eternamente "acabaremos por tener a todas las galaxias lejanas 'congeladas' sobre nuestro horizonte cosmológico, cada vez más tenues, hasta que los fotones de su luz sean tan débiles que no los podamos detectar" y que en esa situación "la astronomía será poco interesante para nuestros descendientes", ya que para ellos "la Vía Láctea parecerá una isla solitaria en el centro de un universo vacío".
"Vivimos en una época privilegiada, una época en la que todavía podemos echar la vista atrás y divisar las reliquias del Big Bang", sostiene el experto.
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