Según informa el portal 'Collectors Weekly', el profesor de Antropología de la Universidad Estatal de California, Los Ángeles (EE.UU.), James Brady, junto con sus colegas y estudiantes durante el periodo entre 2008 y 2010 encontraron en una de las cuevas más misteriosas de la región Midnight Terror Cave (Cueva del Terror de Medianoche) alrededor de 10.000 huesos humanos, gran cantidad de dientes humanos y unos 29.000 fragmentos de cerámica. No obstante, lo que más atrajo el interés de los investigadores fueron los más de 100 molares, premolares, caninos e incisivos que mostraban poca evidencia de uso, indicio de que pertenecían a cráneos de niños.
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"Encontramos con frecuencia huesos en las cuevas", comenta Brady. Sin embargo, sólo en los últimos meses el equipo del investigador con la ayuda de una científica del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, en el norte de California, Naomi Marks, ha podido revelar de dónde eran las personas sacrificadas.
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Tras tomar un número de dientes encontrados en la cueva para analizar su firma isotópica de estroncio, una práctica común utilizada para geolocalizar a "humanos", Marks ha encontrado que sus propietarios menores ni siquiera procedían de Belice, donde perdieron su vida. De acuerdo con los resultados de los análisis, las víctimas jóvenes fueron traídas a ese lugar de zonas lejanas: unos 320 kilómetros, una distancia enorme en el siglo IX.
Los investigadores esperan que este descubrimiento ayude a resolver el misterio de los sacrificios de los mayas, que eran tan comunes en la región en aquella época.