El objeto no es otro que la polvorienta nube de gas G2, que en mayo de 2014 se acercó de manera significativa al agujero negro central de nuestra galaxia, según un nuevo resultado del 'Very Large Telescope' (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO).
Las imágenes sugieren que la compacta nube no parece haberse deformado significativamente, lo que ha llevado a los científicos a suponer que se trata de una joven estrella con un núcleo gigante que todavía está acreciendo.
El pronóstico de los astrónomos preveía que debido a la alta gravedad y a las grandes fuerzas existentes en la región, la nube quedaría destrozada y dispersa a lo largo de su órbita, dando además un 'gran banquete' al agujero negro, que absorbería parte de su material.
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Usando complejo instrumentos de óptica, el VLT pudo determinar que antes de la máxima aproximación, la nube se alejaba de la Tierra a unos diez millones de kilómetros por hora y, después de pivotar alrededor del agujero negro, las mediciones indicaron que se acercaba a la Tierra a unos 12 millones de kilómetros por hora.
Mónica Valencia, investigadora posdoctoral de la Universidad de Colonia (Alemania) asegura que "fue sorprendente ver que el resplandor de la nube de polvo permaneció compacto antes y después de la aproximación al agujero negro".