Las regiones del océano con bajos niveles de oxígeno conocidas como 'zonas muertas' forman el 10% del total de océano mundial, recuerda Lee Bryant, profesora de la Universidad de Bath.
El aumento de la cantidad de 'zonas muertas' se atribuye tanto al calentamiento global, que modifica los patrones de circulación de las aguas oceánicas y provoca el crecimiento de la temperatura de agua, como al impacto humano, que se manifiesta en la contaminación del mar con fertilizantes y pesticidas, subraya Lee Bryant.
Tales zonas pueden provocar daños significativos sobre los organismos acuáticos e incluso destruir ecosistemas enteros. La escasez de oxígeno en este caso provoca floraciones de algas que lo consumen, causando la asfixia de los invertebrados y peces que las habitan.
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Según el estudio de la Universidad de California, el océano tardó mil años en recuperar los niveles de oxígeno aceptables desde la última época de escasez de este gas. Aunque el problema no parece estar estrechamente vinculado con el hombre, un cambio bastante irrelevante en los ecosistemas del océano es capaz de desencadenar efectos enormes sobre la cadena alimenticia y perjudicar, en definitiva, a la humanidad.