La máquina, diseñada por los especialistas de la compañía Touchpoint Group, prevé ayudar a diferentes empresas a entender y aplacar a sus clientes enojados, informa 'The Telegraph'.
En realidad, el robot no experimentará rabia verdaderamente. Los ingenieros introducirán a su base de datos centenares de grabaciones de interacciones de clientes enfadados para que el robot pueda imitar las emociones.
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"La rabia humana no es muy variable. Cuando una persona está enojada lo que hace es insultar, así que no hay que programar nada complicado. Es fácil imitar la rabia sin profundizar", comenta el científico Stuart Armstrong, que participa en el proyecto.
También añade que no hay que tenerles miedo a los robots iracundos. En cambio, aquellas máquinas que no expresen sus emociones podrían ser mucho más peligrosas para la humanidad.
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"Nuestro proceso evolutivo nos prepara para enfrentarnos a entidades furiosas y para aprender cómo interactuar con ellas. Si tenemos a un robot que se enfada como un humano sabemos cómo actuar, mientras que la amenaza verdadera radica en algo que no podemos clasificar. Si este tipo de robots fueran indiferentes a los seres humanos y al mismo tiempo gozaran de un gran poder, la humanidad podría desaparecer".