Según informa la revista 'Forbes', tras reevaluar los síntomas del dictador romano y estudiar su historia familiar, los profesores del Imperial College de Londres Francesco M. Galassi y Hutan Ashrafian han determinado que Julio César realmente sufría apoplejía y no epilepsia.
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Los investigadores señalan que las teorías anteriores sobre el diagnóstico del emperador se basaron en unas pocas narraciones que escribieron los historiadores de la época de César, ya que este casi nunca hablaba de su estado de salud. Lo único que se sabía hasta ahora era que pocos años antes de ser asesinado sufría de una serie de molestias como mareos, debilidad de las extremidades, dolores de cabeza, depresión y extraños ataques a causa de los cuales se desplomaba.
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No obstante, de acuerdo con el estudio de los científicos británicos publicado en la revista 'Neurological Sciences', estos síntomas se corresponden más con pequeños ataques cerebrovasculares, es decir, una apoplejía, que se produce cuando durante algún tiempo se interrumpe el riego sanguíneo del cerebro. Los investigadores señalan que otras dolencias del genio militar podrían haber sido consecuencia de esta enfermedad.
Durante la investigación los científicos revelaron la predisposición genética del emperador a esta enfermedad, ya que algunos de sus antepasados padecían los mismos síntomas. Así, según los documentos históricos, el padre del emperador y otros de sus familiares fallecieron repentinamente mientras se ponían los zapatos, lo que indica un derrame cerebral.