El investigador titular del Instituto de Obstetricia, Ginecología y Reproducción de Ott, Oleg Glotov, asegura en declaraciones a RT que, tras examinar las muestras de sangre y ADN de 200 sobrevivientes del asedio de Leningrado y compararlas con muestras similares tomadas de personas que no tuvieron que pasar por estas condiciones de indigencia severa, han llegado a la conclusión de que los residentes de la ciudad bloqueada presentan una misma y extraña mutación genética.
Según los investigadores, estas mutaciones aumentan la eficacia de las mitocondrias, que reducen las pérdidas de energía para que el cuerpo conserve la temperatura. Los genetistas concluyen que esta condición necesaria para la supervivencia en condiciones tan inhumanas como las que se dieron durante el sitio de la ciudad, era una predisposición genética y que los asediados ya tenían estos marcadores de ADN, al igual que otro 30% de la población del mundo.
Los científicos también han demostrado que los descendientes de los supervivientes también llevan incorporadas las señas del bloqueo a nivel genético, por lo que sufren trastornos metabólicos más a menudo en comparación con aquellos cuyos padres no pasaron por la hambruna severa.
Según Oleg Glotov, la premisa para el estudio del ADN de los asediados fue una investigación en el campo del envejecimiento y la longevidad. A los científicos les llamó la atención la teoría de que la restricción calórica pudiera aumentar la longevidad, por lo que decidieron estudiar el ADN de las personas que sobrevivieron el hambre para comprender mejor los mecanismos del envejecimiento.