Los investigadores analizaron 6.497 experimentos de 184 instituciones científicas llevados a cabo en 23 países y detectaron en los granos de soja modificada genéticamente la acumulación de formaldehído carcinógeno y una disminución drástica de glutatión, un antioxidante necesario para la desintoxicación celular.
Esto cambia profundamente la percepción de los organismos genéticamente modificados (OGM) y pone de relieve que la llamada "equivalencia sustancial" de la FDA ignora los mecanismos químicos más profundos que ocurren en las plantas genéticamente modificadas. El científico principal de la investigación, Shiva Ayyadurai, se pronunció en este sentido: "Es increíble que todavía no existan normas [de la FDA] para las pruebas. La seguridad de los suministros de alimentos requiere que la ciencia desarrolle dichos estándares científicos modernos para la aprobación de los OGM".
Ray Seidler, un exinvestigador principal de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE.UU. (EPA, por sus siglas en inglés), señaló: "El formaldehído es un conocido carcinógeno de clase 1. Su elevada presencia en la soja causada por la ingeniería genética común es alarmante y merece atención inmediata y la acción de la FDA y la Administración de Obama. La soja se cultiva y se consume ampliamente en EE.UU., incluso forma parte de alimentos infantiles. Un 94% de la soja cultivada aquí es genéticamente modificada".