El ecosistema del entorno de los tejidos sanos permite que las células sanas combatan a las que presentan mutaciones cancerosas. Sin embargo, las células cancerosas son capaces de extender su población cuando los tejidos sanos envejecen, en ocasiones con la 'ayuda' de factores como, por ejemplo, el estrés y el tabaco. De esta manera, la población de células cancerosas crece en el transcurso de muchas generaciones de selección natural, según el estudio publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
"Cuando se producen cambios en el cuerpo humano debido a la edad, el tabaquismo, las diferencias genéticas heredadas y otros factores, cambia también el ecosistema de los tejidos, lo que permite a un nuevo tipo de células reemplazar a las sanas", explica el autor principal del estudio, James DeGregori.
Hasta el momento, los científicos se habían centrado en cómo factores de riesgo como el envejecimiento y el tabaquismo crean nuevas mutaciones en vez de poner atención en cómo estos factores alteran el entorno de los tejidos sanos y, de esa manera, favorecen el desarrollo de las mutaciones existentes.