Las alteraciones radicales del rostro humano ocurrieron en el momento en que empezaron a aparecer las especies del género Homo. El aumento de tamaño del cerebro y el cráneo comportaron una reducción de la superficie de la cara, un proceso que se desarrolló de manera ininterrumpida durante cierto periodo, reza un estudio publicado en la revista 'PLOS ONE'.
El cambio del rostro humano comenzó con el 'Homo habilis' (África) hace unos 2,5 millones de años. Posteriormente, debido a la propagación de esta especie por la Tierra se observó un desarrollo de las facciones del rostro en el 'Homo erectus' (Asia), el 'Homo georgicus' (República de Georgia), el 'Homo antecessor' de Atapuerca (Burgos, España) y el hombre de Neandertal, que vivió hace unos 30.000 años y es el más cercano a nosotros en cuanto a desarrollo. El 'Homo sapiens' es el punto más avanzado en esta línea de evolución, ya que, de todos los homínidos, es el que tiene el rostro más pequeño y estrecho.
Para detectar estos cambios los investigadores realizaron una amplia revisión de cientos de cráneos de humanos actuales, primates y homínidos extintos.