Los mecanismos de esa extraña esclavitud han sido estudiados por los científicos japoneses. Una de esas investigaciones, de la profesora Keizo Takasuka de la Universidad de Kobe, ha sido publicada en la revista 'The Journal of Experimental Biology'.
La avispa 'Reclinervellus nielseni', que vive en Australia y Japón, logra dominar el sistema nervioso de las arañas 'Cyclosa argenteoalba' con la ayuda de su veneno. Lo introduce de manera muy astuta: primero inyecta sus huevos directamente en el cuerpo de una araña (aunque en este caso la larva se queda sujeta al exterior) para que después las pequeñas avispas inyecten el veneno en la araña para convertirla en un zombi.
De esa manera, el pobre arácnido se convierte en un auténtico esclavo de la avispa, ya que no solo sirve para proteger la vida de la larva, sino que también debe tejer una telaraña para proteger a su 'dueña'.