"La inteligencia artificial, al igual que la religión, es producto de nuestro cerebro"
La respuesta obvia sobre si la destrucción del robot HitchBOT fue un asesinato es 'no', pero "¿cuánto tiempo vamos a poder contestar de esta manera mientras que se acerca la promesa de la inteligencia artificial?", se pregunta Derek Beres en su artículo publicado por el portal Big Think.
En un reciente 'podcast' de Joe Rogan, el actor y cómico Duncan Trussell se acordó de haber discutido las consecuencias de la IA con un monje budista tibetano. A la pregunta sobre cómo afectaría la IA a la noción budista del karma y la reencarnación, el monje respondió que englobaría también el caso de la consciencia creada de manera artificial.
¿Nos ayudarán los robots con el eterno problema de la intolerancia, la violencia y la avaricia?
Al respecto, Beres opina que fue una respuesta por necesidad, ya que "una vez que lo hayas 'entendido', como lo hacen muchos practicantes religiosos y espirituales, entonces tienes que 'curvar' la realidad para adaptarla a la historia a la que te has suscrito". "Es más fácil meter disimuladamente un robot en una mezcla, que cuestionar la naturaleza de aquella creencia en primer lugar", expresa el autor.
"La inteligencia artificial, como la religión, es producto de nuestro cerebro", opina Beres. En su opinión, utilizamos la imaginación para crear la mitología que, en caso de que se tome en serio, se convierte en culto. El culto, a su vez, altera el balance social y ora resulta marginado, ora consigue convencer a un gran número de personas de que su historia es válida. Entonces, se convierte en religión.
En su tiempo, Darwin creó un obstáculo para la religión, pero sigue siendo debatido hoy en día. La IA podría socavar aún más los fundamentos teológicos, opina el autor. De acuerdo con muchos credos, la conciencia es nuestro don especial, entonces "¿qué ocurre cuando otorgamos este don a otros?", se pregunta Beres.
Con suerte, el resultado puede ser un "enfoque más sensato y racional a nuestra 'misión' aquí", expresa el autor. Además, todavía tenemos que luchar contra la naturaleza humana. ¿Qué dice la decapitación de HitchBOT sobre nuestra dimensión moral, que ha sido el corazón de las religiones?, se pregunta Beres.
Y si los robots se vuelven consientes, ¿nos ayudarán con el eterno problema de la intolerancia, la violencia y la avaricia, o también caerán víctimas de la creencia en una gran mano invisible que juega con su software? "Seremos entonces capaces de ver que hemos sido nosotros los que hemos estado inventando creencias todo el tiempo, y finalmente aceptaremos la responsabilidad por lo que hemos hecho aquí con nuestro tiempo?", concluye Beres con una pregunta retórica.