Conocidas en Puerto Rico como 'gallinas de palo', estos herbívoros pueden crecer hasta 1,5 metros de longitud, o incluso alcanzar longitudes de hasta 2 metros y pueden vivir entre 10 y 15 años. Es común verlos por todas partes, en árboles, lagos y cerca de las carreteras, según el portal Global Voices.
En Puerto Rico decidieron protegerse de estos animales y algunas personas se lanzaron a cazarlos de forma gratuita, con el fin de ayudar a los agricultores a proteger sus cultivos. Un grupo conocido como Los iguaneros de Aguada, no solo las caza, sino que también anima a la gente a probarlas como alimento, mostrando cómo preparar y cocinar de manera segura su carne (aunque están protegidas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres).
Algunos ambientalistas han formado equipos de voluntarios para ayudar a controlar la población de iguanas verdes en reservas naturales. Debido a que una hembra puede poner hasta 75 huevos —más del 90% de los cuales se descascaran con éxito— la mejor manera de controlar la situación es recolectarlos del nido.
En un documental de The National Geographic, el biólogo Rafael Joglar y el ambientalista Carlos Rodríguez explican por qué la iguana verde es un problema grave en Puerto Rico. Ellos advierten que hoy la población de iguanas supera a la población humana (alrededor de 4 millones contra 3,7 millones de puertorriqueños).
Joglar señala que las iguanas se encuentran en Puerto Rico desde hace más cuarenta años y "nadie las notaba. Y luego, de repente se hicieron muy comunes, muy abundantes y empezaron a interactuar con la gente y con nuestros ecosistemas. Y se han convertido en un problema".
"Desde el año 2008 hasta la actualidad hemos eliminado unos 13.000 huevos de iguanas. Es un gran número, pero esto es algo que vamos a tener que hacer durante los próximos 15 o 20 años", sostiene Carlos Rodríguez.