Actualmente el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP, por sus siglas en inglés) está abierto, pero sus transmisores están apagados desde la primavera de 2014, dijo Bill Bristow, un investigador del Instituto de Geofísica del HAARP, en una entrevista a Alaska Dispatch News.
Las instalaciones del HAARP consisten en una cadena de transmisores y antenas que se utilizan para calentar la zona más alta de la atmósfera, la ionosfera. Los transmisores son capaces de crear una aurora artificial y permiten convertir la ionosfera en un laboratorio para estudiar el comportamiento de las partículas y realizar otras investigaciones.
Los militares tenían sus objetivos específicos, ahora podemos dedicarnos a hacer ciencia básica
Según la versión oficial de EE.UU., el HAARP se utilizaba para estudiar y mejorar las tecnologías de comunicación con experimentos en los que se disparaban potentes señales a la atmósfera para calibrar su efecto en las ondas de radio. Sin embargo, muchos expertos y políticos han acusado al programa de causar desastres naturales como huracanes, tornados, inundaciones y terremotos.
Desde 2003 hasta 2014 el proyecto HAARP mantenía el equilibrio entre las tareas puramente científicas y los estudios realizados por encargo de la agencia de proyectos militares del Pentágono (DARPA). El último experimento patrocinado por el Ejército fue llevado a cabo en el verano de 2014.
"Los militares tenían sus objetivos específicos, ahora podemos dedicarnos a hacer ciencia básica", comenta Bill Bristow. Sin embargo, tras el cierre de los experimentos militares, el HAARP perdió su financiación. Actualmente Bristow y su colega Bob McCoy, el director del Instituto de Geofísica de la Universidad de Alaska Fairbanks, están buscando 'clientes': científicos que estén dispuestos a pagar por realizar experimentos en las instalaciones del HAARP, y así poder mantener el proyecto abierto.