Los astrónomos explican que es difícil predecir el destino de nuestro sistema solar, porque nadie sabe la posición exacta de los planetas en la actualidad, e incluso una diferencia de un centímetro en la posición de un planeta puede alterar su situación en el futuro, así como la de los demás planetas, que se verían arrastrados millones de kilómetros por su gravedad.
Un gran número de simulaciones realizadas por diferentes científicos ha demostrado que en algunos casos Mercurio, que ya tiene una órbita bastante elíptica, puede verse arrastrado por la gravedad de Júpiter y cruzar la órbita de Venus. Si esta teoría se materializara, el planeta chocaría contra la Tierra; o lo harían Venus o Marte, cuyas órbitas serán alteradas por la gravedad de Mercurio.
No obstante, según informa el portal Science Magazine, tras siete semanas ininterrumpidas de simulaciones realizadas en un superordenador Cray, Richard Zeebe, un físico de la Universidad de Hawái en Manoa (EE.UU.), ha anunciado una buena noticia: en ninguna de las simulaciones ningún planeta colisionó contra la Tierra. Zeebe asegura que la órbita de nuestro planeta será altamente estable durante al menos los próximos 5.000 millones de años, y que las probabilidades de que otro planeta se estrelle contra nosotros son muy escasas.