"Probar las células en mí mismo no es algo terrible ni sorprendente. Creo que al hacerlo empecé a cansarme menos, desarrollé la capacidad de trabajar más tiempo y ya hace varios años que no me resfrío", explica a RT el científico Anatoli Brushkov, argumentando su decisión de inyectarse las 'células eternas'.
"Sin embargo, me parece más interesante la oportunidad de explorar el mecanismo de la resistencia de estos organismos. ¿Y si realmente descubrimos por qué la célula no envejece? Entonces podríamos utilizar estos recursos de manera orientada y prolongar la vida no solo en un 20%, sino en lo que queramos", agregó.
El científico descubrió esta sorprendente bacteria viva ―cuya edad es de varios millones de años― en los sedimentos geológicos del permafrost siberiano. Brushkov cree que sus genes le proporcionan una esperanza de vida muy alta y la protegen de posibles daños.
"Resulta que estas bacterias están aisladas del mundo exterior, no tienen la capacidad de crecer, y sus células son similares químicamente y bioquímicamente a las células de otros organismos. Y pese a que tendrían que haber perecido, han sobrevivido. ¿Qué es lo que tienen estas increíbles células? Es un misterio", sostiene el especialista.
Actualmente los investigadores no saben exactamente cómo funcionan los mencionados microorganismos, pero insisten en que su impacto es evidente. Por ejemplo, los ratones en los que se experimenta viven más tiempo e incluso al envejecer continúan produciendo una numerosa prole. En ese sentido, se estima que la bacteria tiene la capacidad de mejorar el sistema inmunológico.