De acuerdo con un estudio publicado por la revista 'Nature', la salida de las hojas en los arboles caducifolios -aquellos que pierden su follaje cada año en función de la temperatura-, se ha acelerado en un promedio de 3,4 días por cada grado que ha aumentado la temperatura.
Cuando descienden las temperaturas y disminuye la radiación solar, los días se vuelven más cortos y los periodos de frío más largos. Por tanto, y con el fin de ahorrar energía para sobre vivir bajo esas condiciones, los árboles se deshacen de su hojas.
La investigación, basada en datos recogidos desde 1980 de siete especies arbóreas a lo largo de los bosques continentales europeos, demostró una aceleración en la aparición del follaje. Sin embargo, en los últimos 15 años se ha descubierto que el proceso se ha ralentizado en algunas especies, por paradójico que parezca.
El cambio climático no solo se ve reflejado en veranos más cálidos, sino que también ha suavizado las temperaturas de otoño e invierno, impidiendo que estas especies arbóreas alcancen la dosis de frío necesaria que les permita retoñar en primavera. Por tanto, el límite físico que tendrían las hojas a la hora de brotar relacionado con el fotoperiodo (o cantidad de radiación solar) se ve afectado, detalla el artículo.
El español Josep Peñuelas, coautor del estudio, señala: "El impacto de este fenómeno es enorme. Por un lado, el adelanto del brote hace que las hojas fijen más carbono, balanceando el exceso de emisiones. Pero, por el otro, produce efectos en cadena en todos los ecosistemas que acaban influyendo en cómo funciona todo el planeta".