Édgar Bracamonte, el director del proyecto, comentó a 'El Universal' que el lugar sacro "servía como recinto secreto donde los sacerdotes realizaban sacrificios de mujeres para sus dioses".
El templo, que se usaba para ceremonias privadas, consiste en plataformas y tiene una rampa central que quedó cubierta por la tierra. Precisamente en esa rampa se colocaban las numerosas ofrendas a los dioses. "Entre ellas seis entierros de jóvenes mujeres, que fueron halladas en diferentes partes", dice Bracamonte. "Los cráneos de las mujeres sacrificadas estaban orientados hacia los Andes. "Lo que llamó la atención es la posición atípica de uno de los entierros de una joven mujer de aproximadamente 24 años. Está colocada en la parte central de la rampa, junto a un camélido y vasijas de cerámica".
En la región donde se encuentra el altar se mezclaban varias culturas, como la Moche, la Cajamarca y la Wari, que dieron paso a la civilización Lambayeque, que a su vez precedió al imperio incaico.