Gracias a que nuestra especie está cada vez más entregada a los avances de las nuevas tecnologías, el futuro de los hombres pasa por ir convirtiéndose en androides, seres híbridos entre humanos y máquinas. El resultado del proceso será la sustitución del Homo sapiens por el llamado 'Homo optimus'. Es la predicción del futurólogo Ian Pearson, recoge 'Daily Mail'.
Pearson cree que esto empezará a ser una realidad a partir de la década de 2050, cuando los seres humanos "viviremos" conectados a la redes de la información, donde nuestras mascotas podrán hablar con nosotros y donde el transhumanismo, la corriente filosófica que cree que la tecnología puede hacer de las personas seres mucho mejor evolucionados, sea algo normal.
Según las estimaciones del futurólogo, a mediados del siglo XXI podremos conectarnos directamente a otros aparatos tecnológicos a través de una "piel electrónica", además de dispositivos e implantes que nos ayudarán a mejorar nuestra vida cotidiana, como los leotardos aumentadores de potencia y el maquillaje inteligente, que permitirán a su usuario obtener un aspecto capaz de ser modificado.
La nanotecnología podrá monitorizar y reparar nuestros cuerpos desde dentro, proporcionando la habilidad de sustituir automáticamente nuestros dientes. Los avances tecnológicos también permitirán modernizar nuestra relación con las mascotas, a las que podremos incrementar su capacidad intelectual y con las que podremos lograr que hablen nuestro idioma.
"Los humanos podremos tener múltiples existencias e identidades", explica Pearson, al estimar que en el futuro próximo podremos conectar y mover nuestro cerebro a los ordenadores, como si de una copia de seguridad se tratase, y cargarlo en otros cuerpo mecánicos, creando una nueva raza de androides y otras múltiples especies de seres humanos híbridos con máquinas.
Sin embargo, todo este tipo de avances "evolutivos" no dejan claro si acabarán con las naciones, los grupos étnicos, la desigualdad y la discriminación que hasta ahora siguen presentes en el mundo. Ya que todas estas teorías evolutivas se mueven en el terreno de la conjetura, habrá que esperar a ver si se cumplen y qué impacto social y político tienen.