Un estudio de restos humanos pertenecientes a la cultura prehistórica de los Jomon ha hecho a un equipo de antropólogos japoneses dudar de que la guerra sea una realidad consustancial a los humanos, recoge un a artículo de los especialistas publicado en la revista 'Biological Letters'.
Jomon es una cultura de cazadores-recolectores que habitó las islas japonesas entre 14.000 y 300 años antes de Cristo. El equipo liderado por el arqueólogo Hisashi Nakao examinó un gran número de esqueletos de personas de la época repartidos por todo el país que no presentaron signos de violencia en el momento de su muerte. El número de personas muertas por heridas oscila entre el 1,82% y el 3,5%.
Posteriormente los investigadores buscaron infructuosamente lugares de Jomon en los que se acumularan esqueletos con signos de muerte violenta. No hubo en territorio japonés enfrentamientos importantes entre humanos.
Según los investigadores, sus hallazgos sugieren que los comportamientos agresivos no son intrínsecos a los seres humanos. Las causas de las guerras no se derivan de la naturaleza del Homo sapiens, sino más bien de condiciones extremas: la falta de recursos, el cambio climático, el crecimiento demográfico.
Otros descubrimientos arqueológicos reflejan fuertes fluctuaciones en el número de muertes violentas según las diferentes culturas estudiadas. Por ejemplo, entre los restos de 30 sitios arqueológicos de la Columbia Británica canadiense del tercer milenio antes de Cristo el número de individuos fallecidos en conflictos se eleva al 23%, mientras que los pobladores de las actuales Francia y Dinamarca del período neolítico murieron con violencia en el 12% de casos, indica el portal ruso Lenta.