El nombre del satélite ruso, desarrollado por ingenieros y científicos de la Universidad Estatal de Ingeniería Mecánica de Moscú, se traduce al español como 'faro', y es precisamente uno de sus objetivos: convertirse en el objeto más brillante del cielo nocturno. Al alcanzar la órbita, el Mayak extenderá un reflector solar en forma de pirámide, cuyas caras están hechas de láminas metalizadas que son 20 veces más finas que un cabello humano, y podrá prevenir la aparición de escombros cósmicos en la órbita.
A finales de marzo, el equipo encargado del proyecto lanzó una nueva campaña para recaudar 45.000 dólares a través de la plataforma de financiación colectiva Kickstarter para finalizar las últimas pruebas y construir el satélite. Cada donante podrá seguir el desarrollo del proyecto mediante una aplicación, que luego podrá mostrar la precisa ubicación del satélite en el espacio. Se prevé que el Mayak será lanzado este verano como carga útil del lanzador espacial Soyuz-2 y será orbitado en el marco del proyecto Kanopus-V-IK.
"El problema de los escombros cósmicos es muy grave. Si nada cambia, los vuelos espaciales podrían ser imposibles dentro de 30 años", explican los científicos, señalando que el sistema de frenado aerodinámico del Mayak hará posible la eliminación de objetos espaciales sin propulsor y de esta manera 'limpiar' la órbita de escombros.
El proyecto fue lanzado en marzo de 2014 y ha sido financiado a través de plataformas de financiación colectiva y aportaciones personales. Los científicos señalan que el satélite también va a obtener nuevos datos sobre la densidad atmosférica a grandes altitudes que luego podrán ser utilizados para verificar cálculos de la magnitud aparente de objetos espaciales y satélites. Sin embargo, el objetivo principal del proyecto es promover la exploración aeroespacial y espacial, suscitando interés hacia la ciencia entre los jóvenes.