¿Travesura científica? Adolecentes construyen un reactor de fusión nuclear casero en un sótano

Veinte quinceañeros se juntan cada viernes en EE.UU. para realizar experimentos de ciencia extrema.

Lo que hay en el sótano de la vivienda de un ingeniero de Microsoft llamado Carl Greninger en el estado de Washington (EE.UU.) podría parecer un poco extraño para cualquiera que se asome a espiar: un reactor de fusión nuclear casero y un lugar de reunión de un club de ciencia para adolescentes que se junta cada viernes para llevar a cabo investigaciones, recoge el digital español El Confidencial.

En la ciudad de Federal Way hace seis años Greninger empezó a preocuparse por el nivel de la ciencia en los institutos y se propuso buscar una solución para fomentarla en los estudiantes. Para poder contagiar a otros de su pasión por la ciencia decidió construir un reactor atómico para que los adolescentes experimentaran la fusión nuclear.

Más allá de que la idea da, en sus palabras, "un poco de miedo", el ingeniero creyó que justamente interesaría a los jóvenes. "Tenía que ser una experiencia de ciencia extrema", recuerda Greninger a El Confidencial.

La fusión nuclear es el proceso por el cual varios núcleos atómicos de carga similar se unen y forman un núcleo más pesado. Simultáneamente se libera o absorbe una cantidad enorme de energía, que permite a la materia entrar en un estado plasmático.

El reactor es de fusión nuclear y no de fisión. Es decir, no funciona con uranio, sino con el deuterio, un isótopo estable del hidrógeno con buenos estándares de seguridad. Realizó el proyecto con ayuda de su mujer, su hermano (ingeniero nuclear) y un grupo de estudiantes que formarían parte del proceso de construcción y serían los primeros miembros del club al que llamaron Northwest Nuclear Consortium.

Tras ponerlo en marcha todos se quedaron atónitos: pudieron ver una bola de plasma a una temperatura mayor que la de la superficie solar.

Sin embargo, Greninger, convencido de que tenía que explotar al máximo el proyecto, no se centró solo en el reactor. Su sótano se convirtió en una especie de cuartel general y entre todos construyeron un laboratorio adjunto y dispusieron las instalaciones de manera que una puerta secreta llevara a la sala que contenía el dispositivo. También instalaron cámaras para grabar videos.

Durante los últimos cinco años han ganado miles de dólares en becas y más de cincuenta primeros premios en diferentes ferias de ciencia. El club también se ha expandido y ahora posee cinco departamentos: física nuclear, ingeniería mecánica, bioquímica nuclear, electrónica y tecnología de la información. Los veinte alumnos que rotan cada año se reúnen cada viernes para abordar nuevos proyectos.