Biólogos de la Universidad de Indiana en EE.UU. han descubierto que la depresión y el estrés no solo influyen en el aspecto anímico de la persona, sino que afectan de manera profunda al organismo humano, cambiando la actividad de los genes. El hallazgo ha permitido revelar sustancias que pueden ayudar a luchar contra el envejecimiento.
Según reza el comunicado de prensa de la Universidad, los científicos estudiaron el ADN de Caenorhabditis elegans, una especie de nematoda de vida libre, y llevaron a cabo experimentos con varios grupos de personas, que les ayudó a identificar una serie de genes que determinan los efectos del estrés y del buen o mal humor en la esperanza de vida.
Uno de los genes clave es el ank3, que codifica la proteína Ankyrin-3, que participa en la formación del tejido nervioso. Los investigadores han demostrado que la actividad de los genes revelados cambia con la edad y entre las personas que fueron expuestas a un gran estrés o trastornos afectivos los cambios en el funcionamiento de los genes se asociaban con el envejecimiento prematuro y la reducción de la esperanza de vida.
En la primera etapa de la investigación los C. elegans fueron expuestos a la acción del antidepresivo Mianserin: mostró que la esperanza de vida de la nematoda aumentó. Según dedujeron los científicos, en los organismos de las nematodas 231 genes comenzaron a cambiar su actividad en respuesta al antidepresivo y el ser humano tiene 347 genes análogos que fueron examinados para identificar su conexión con los estímulos depresivos. Como resultado fueron descubiertos 134 genes, incluyendo el ank3.
Tras el experimento con Mianserin en las nematodas resultó que el antidepresivo contribuye al funcionamiento del ank3 hasta un nivel bajo, pero el gen deber permanecer activo. Además los biólogos estudiaron la actividad del gen ank3 con base en las muestras de sangre de 700 pacientes con trastornos psíquicos y de personas que habían intentado suicidarse.
Todos los análisis mostraron el alto nivel de la expresión del gen. Se evidenció que los pacientes con progeria, una enfermedad genética que provoca un envejecimiento brusco prematuro, muestran una mayor actividad del gen ank3, señala el portal ruso Lenta.
Los científicos han sugerido una serie de sustancias que posiblemente puedan reprimir el gen del envejecimiento contribuyendo a una más vida larga: el ácido docosahexaenoico, el piracetam, la quercetina, la vitamina D, el resveratrol y algunos fármacos que ya existen, como compuestos que imitan estrógeno, antidiabéticos y la rapamicina. Sin embargo, los biólogos estadounidenses concluyen que son necesarias más investigaciones para confirmar la eficacia de estas sustancias.